Francisco recibe a los miembros del Sínodo de la Iglesia patriarcal armenia de Cilicia antes de la Audiencia General. En su discurso, recuerda que "en un mundo lleno de soledad y distancia, los que nos son confiados deben sentir de nosotros el calor del Buen Pastor, nuestra atención paterna, la belleza de la fraternidad, la misericordia de Dios".