En el Cónclave de 1903, el emperador de Austria decidió hacer uso del jus exclusivae, bloqueando la elección del siciliano Rampolla. Tras subir al trono pontificio, Pío X abolió el antiguo derecho de veto, tolerado pero nunca concedido oficialmente a las grandes monarquías católicas, reforzando el secreto del proceso de votación. Los detalles de aquel episodio histórico se encuentran en el Archivo Apostólico Vaticano.