Ante el incremento de las muertes violentas en el país (2024 terminó con 880 homicidios), los obispos invitan a rezar por el eterno descanso de tantos hermanos que han sido asesinados y sus familias que sufren su separación repentina. También exhortan a las autoridades a aplicar políticas para abordar las raíces de la violencia.