En la nota 1 de la Encíclica, el Papa Francisco confiesa que la inspiración del primer capítulo del documento encuentra su fuente primaria en su hermano Diego Fares, fallecido en 2022. El jesuita argentino, en muchas ocasiones, destacó la centralidad del corazón en el pensamiento y la actividad de Jorge Mario Bergoglio primero como pastor en Buenos Aires y ahora como obispo de Roma.